domingo, 18 de febrero de 2007

Artículos Fénix: Núm 1, Oaxaca




De poemas Canónicos

Del libro POEMAS CANÓNICOS (1895-1915) El título de Ítaca, se refiere al poema de Homero, La Odisea. Odiseo o Ulises, el protagonista, sale de Ítaca, su reino para ir a la guerra de Troya. A la vuelta, castigado por los dioses por haber creado el procedimiento para destruir Troya, sufre multitud de incidentes en su viaje de vuelta a Ítaca.
En este esfuerzo ansiamos proyectos en los que podamos disfrutar del viaje y del camino, abierto siempre a las aportaciones diversas y creativas, aprendiendo las lecciones contenidas en este hermoso poema del poeta griego Constantinos Cavafis (1863-1933), el cual convierte a Ítaca en el símbolo del descubrimiento de un destino que resulta ser el propio viaje. Como diría uno de sus biógrafos: Cavafis es el gran descubridor de los secretos de la iniciación. A continuación presentamos una de las muchas traducciones de su poema Ítaca.

Ítaca (1911)

Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni a fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tú alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Más no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Más ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.
Constantin Cavafis







Oaxaca: lo que no podrán borrar

Al día de hoy son ya más de siete meses desde la aparición del conflicto en Oaxaca, conflicto que surgió en principio como una demanda por la elevación de los salarios de los maestros de la entidad. Hasta ahí nada parecía estar fuera de lo común, el conflicto era consecuencia de una demanda exclusivamente económica, que podía resolverse como se hace todos los años con las negociaciones salariales. Sin embargo, con el correr de los días, el problema se fue agravando. La represión que ejerció el gobierno estatal a mediados de junio en contra de los maestros encendió la mecha de un movimiento social que hasta hoy sigue en pie de lucha. A partir de aquí y como respuesta a la represión del gobierno de Ulises Ruiz, el magisterio impulsó la creación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), formada por más de 350 organizaciones de entre las que se cuentan diversas asociaciones civiles, sindicatos, comunidades indígenas y algunos ayuntamientos en rebeldía, con esto, la demanda antes económica adquirió un carácter eminentemente político, desde entonces la renuncia de Ulises Ruiz condiciona la solución del conflicto.

La APPO nace el 17 de julio de 2006, y aunque es cierto que en principio el magisterio y sus líderes llevaron la batuta, poco a poco las distintas organizaciones y la gente que se adhirió fueron rebasando a la dirigencia. La APPO entonces fue radicalizándose y comenzó a plantear otro tipo de reivindicaciones mucho más amplias, aunque la demanda central era y sigue siendo la renuncia del gobernador.
Aunque la burguesía y el grupo en el poder apostaban al desgaste del movimiento o a la cooptación de los líderes, esto no ocurrió así, por el contrario, la APPO contaba con un creciente apoyo popular y emprendía acciones cada vez más radicales aunque no violentas. Así la APPO dejó plantado en la mesa al gobierno estatal que ofrecía un falso diálogo, no aceptó dinero ofrecido a cambio de la desactivación del conflicto, bloqueó calles y avenidas, se mantuvo en plantón instalado en el centro de la capital, tomó edificios públicos, ayuntamientos, el propio Congreso estatal, organizó una policía popular y un cuerpo de topiles (una especie de magistrados que imparten justicia), tomó la Ciudad Universitaria (sede de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca) y Radio Universidad (que se convirtió en un instrumento de movilización e información en contra de la desinformación). En las calles, la movilización era masiva, en las distintas manifestaciones jóvenes, mujeres, niños y ancianos marchaban por la ciudad en apoyo de la APPO. En las asambleas, la gente tenía acceso a la participación directa, a la deliberación, incluso se emitieron bandos de gobierno, es decir, de las asambleas, con base en esas deliberaciones, emanaba el poder popular. En fin, la APPO se convirtió en un poder alternativo que le disputaba el poder al cada vez más deslegitimado gobierno “legal” de Ulises Ruiz.

El gobierno federal, insensible a los movimientos sociales, incapaz de comprenderlos, nunca pudo, más bien nunca quiso resolver el conflicto. Tal parsimonia se amparaba bajo la lógica de que una eventual caída de Ulises Ruiz podría acrecentar las posibilidades de que Calderón, “el ilegítimo”, corriera con la misma suerte (tal vez porque tienen en común la misma manera fraudulenta de llegar al poder). Al ver que el movimiento lejos de desgastarse se fortalecía y la APPO consolidaba su fuerza política, conforme se acercaba el 1° de diciembre, la paciencia del gobierno se agotó y entonces se abrió la puerta de la represión, no sin antes simular que el Senado ejercía sus facultades constitucionales para hacer desaparecer los poderes en el estado, pues se nombró una comisión encargada de elaborar un dictamen tras evaluar “objetivamente” la situación, dictamen que determinó no procedente la desaparición de poderes. Con el dictamen del Senado, un diálogo infructífero promovido desde la Secretaría de Gobernación y la escisión que sufrió la APPO, tras las intenciones de una parte del magisterio de ceder y desactivar el movimiento, se consideraron agotadas las vías legitimadas por el poder, para la solución del conflicto, lo que evidentemente justificaba la represión gubernamental.

La intervención del aparato represivo del Estado arrojó decenas de muertos, casi un centenar de detenidos y desaparecidos, y la imposición de un estado de excepción, de franca violación a las garantías individuales. En otras palabras, en Oaxaca se impuso el terror que repercute directamente en el ánimo de lucha de las masas. Tras el “restablecimiento del orden”, que tanto imploraban los intelectuales sistémicos y los medios de comunicación, hoy en Oaxaca se vive una tensa calma, que desde luego no permite pensar en que las cosas volverán pronto a la normalidad, tal como desde el poder se pretende hacer creer. Comienzan a cuantificarse también los daños económicos, se habla de grandes cantidades de dinero perdido, del deterioro al patrimonio cultural, al mobiliario urbano y la gran afectación que sufrió el turismo (principal actividad económica de la capital y otros pueblos del estado), que escandalizados el gobierno estatal, la burguesía local y los medios de comunicación utilizan como argumentos para satanizar y atacar a la APPO. De inmediato se ordenó borrar las consignas que se pintaron en muros y bardas, hay que dar la impresión de que se ha recuperado el control.

El miedo de la gente propiciado por la represión y reforzado por el mensaje que se envió desde el nuevo gobierno federal, con la detención amañada de uno de los líderes más visibles de la APPO, señal inequívoca de la tónica represiva que seguirá la administración de Calderón, ha minado el número de gente en las manifestaciones y la frecuencia con que se realizan. A pesar de todo, la lucha sigue, porque la propia naturaleza de la APPO permite que así sea, y es eso precisamente lo que no podrán borrar, porque se demostró a lo largo de estos meses, que la autoorganización de los oprimidos independiente de los partidos es posible, que además se sometieron a su propia disciplina y no a una impuesta desde fuera, que fue posible con las asambleas institucionalizar la voluntad popular, que el pueblo asumió en las asambleas un rol activo y no pasivo, y que constituyeron una fuerza política importante, que fue capaz de disputarle el poder al Estado fuera del terreno institucional, fuera de esos canales legitimados por el gobierno mexicano.

Sin embargo en la APPO convergen diversas posiciones políticas, prueba de ello es la iconografía que se ha dejado ver en las manifestaciones, donde imágenes de Marx, Engels y Lenin desfilan tras la Virgen de Guadalupe, y ésta a su vez lo hace tras símbolos de la anarquía, esto refleja la divergencia de proyectos que puede existir en torno a las vías de transformación.

Lo anterior obliga a preguntarse ¿hacia donde se encamina la APPO? ¿Cuáles son sus límites y cuáles sus posibilidades? Aquí es necesario aclarar que si bien es cierto que la reciente lucha del pueblo oaxaqueño lo sitúa en una posición distinta a la que ocupaba antes del movimiento, porque le ha permitido entender que el orden existente puede alterarse y además puede ser él mismo quien marque la pauta de esta alteración e inclinar la balanza a su favor, hasta el momento no se vislumbra aún ni un programa ni un proyecto de transformación perfectamente bien definido que dé coherencia y orientación a su lucha, más allá del derrocamiento de Ulises Ruiz.

No puede negarse que además de la lucha en contra del tirano gobernador, también se ha comenzado a identificar al enemigo en la burguesía local, es decir, se pasa de la lucha exclusiva en el terreno político-jurídico a la contienda en el plano económico, pero ello y la autodenominación de anticapitalista no garantizan que el movimiento pase de ser una manifestación desesperada de un pueblo que manifiesta su descontento contra el opresor porque no puede más, a una lucha que realmente plantee reivindicaciones mucho más concretas.

He aquí donde resulta de vital importancia retomar el planteamiento leninista que pone sobre la mesa el imperativo de no perderse en la espontaneidad de las masas y la necesidad de ayudarse de herramientas teóricas, que permitan a esas masas educarles, formarles políticamente y hacerles comprender a cabalidad su lucha, así como los objetivos y los alcances de la misma.
Dr. Rouge




Oaxaca: consecuencia de la crisis capitalista

Lo que está ocurriendo en Oaxaca en estos momentos no sólo es producto de la ineficacia del gobierno en turno, por el contrario, el conflicto en Oaxaca es mucho más grave de lo que aparenta; es producto de cientos de años de explotación del hombre por el hombre, pero saber esto no nos acerca aún a explicar la situación de los oaxaqueños.

Crisis capitalista
El capitalismo es un sistema social basado en la apropiación del trabajo ajeno por parte de unos cuantos, a costa del detrimento de la forma de vida de la mayoría. El móvil es la obtención de ganancias, y estas ganancias se obtienen de realizar la plusvalía (trabajo no pagado) contenida en las mercancías producidas por la mayoría de nosotros, vendiéndolas.
El meollo del asunto es que no contamos con las herramientas para producir lo necesario para sobrevivir, no tenemos fábricas, transporte, casas ni herramientas; debido a esta limitante, nos vemos obligados a vender la única herramienta que tenemos: nuestras manos.

Al vender esta capacidad creadora para hacer alguna mercancía, no nos pagan todo lo que trabajamos, ya que si lo hicieran, nos pagarían lo que en realidad hemos trabajado y simplemente las ganancias no existirían. Ésta es la forma en cómo, al firmar un contrato, entregamos sin darnos cuenta, todo el fruto de nuestro esfuerzo. Lo peor no es eso, la descripción antes hecha es la parte armónica, el conflicto se agrava cuando varios capitalistas deciden producir el mismo producto, y se agrava porque la competencia se hace más férrea; esto implica desarrollar la investigación necesaria que pueda crear nuevas máquinas para producir más en menos tiempo y a menor costo. Hasta aquí no se ve todavía tan grave el asunto, se agrava aún más, cuando empiezan a desplazarnos, lo que implica que si lo que generaba ganancias era el trabajo que no nos pagan y ahora nos están corriendo, entonces la ganancia obtenida cada vez es menor. Esto lleva a cerrar fábricas y creando desempleo, cuando esto sucede, nos acercamos a la crisis, crisis del sistema capitalista.

Otro problema es que no todos los estados del país tienen industria. Oaxaca es uno de los que no tiene, lo que pone a los oaxaqueños en una situación difícil, ya que no se genera infraestructura (vías de comunicación, transporte y drenaje, entre otros), de esta forma se crean segmentos sociales que no son reconocidos y viven al margen del esplendor del mundo mercantil que se vive en las pocas urbes del estado y en la zonas turísticas, donde la fuerza de trabajo indígena se ve expulsada hacia estos centros, para ser los mozos, camareras y salvavidas de los jubilados estadounidenses.

Cuando no hay nuevos lugares para producir y vender más mercancías, se tiene la necesidad de crear espacios, algunas formas son creando guerras, absorbiendo empresas débiles e insertarse en lugares que no había sido necesario ocupar, pero la gran crisis lleva a hacerlo. Este punto es cuando el despojo muestra su cara más cruel, ya que se expulsa a campesinos e indígenas de las tierras bajo las que gira su forma de vida. Lo vivido en Oaxaca es producto de esta crisis, en donde la agravación en las condiciones de vida, el despojo por parte de las grandes corporaciones multinacionales, en búsqueda de nuevos espacios de valorización y la condena a muerte de todo movimiento de resistencia, frente a las primeras dos agravantes, han sido el catalizador de las luchas que derivaron en la conformación de la APPO.

La APPO no sólo es una expresión de descontento, también forma parte de la ruptura del sistema legal del capitalismo: “la democracia”.

Crisis de la democracia
Oaxaca como todos los estados de la República Mexicana está sometido al “régimen democrático”, en donde cada seis años se elige gobernador y cada tres, diputados y senadores. Esta forma de estructuración social se ha ido desmembrando poco a poco. No solamente por la corrupción, basada en la estructura jerárquica heredada por el PRI, sino también por la falta de identificación de la gente hacia con lo que se entiende como política, en donde algunos personajes bastante siniestros aparentan controlar nuestros destinos, y nosotros aparentamos conferírselos. Lo extraño aquí es que si de repente se nos ocurriera tomar parte en las decisiones de nuestras colonias, de nuestros barrios, de nuestros centros de trabajo, la historia sería muy distinta, los sujetos que creen gobernarnos y que sólo visitan nuestras comunidades cuando necesitan votos para reafirmar la llamada democracia, pasarían a no representar nada en absoluto.

Por tanto la democracia solo es formal, no real. “Nuestros representantes” en realidad no velan por nuestros intereses, sus decisiones son tendientes a reforzar los intereses de la clase dominante (burguesía), están sujetos a sus presiones e incluso ellos la integran –no es casual que la mayoría de los diputados y senadores sean dueños o tengan acciones de grandes empresas. Entonces si la política solo se expresa en democracia para una clase y dictadura para la otra, nos han estado engañando.
Precisamente una de las enseñanzas más grandes que podemos encontrar en las movilizaciones iniciadas desde junio de 2006 es el reapropiarnos de la política, pero la política entendida no como actividad privilegiada de unos cuantos, sino como práctica colectiva.

Movimientos de resistencia
La crisis capitalista actual tiene efectos devastadores que se expresan en los problemas que afectan nuestra vida diaria: baja nuestro poder adquisitivo, nos cobran más impuestos a los que menos tenemos y a las grandes empresas no les cobran nada, nos han quitado la seguridad social (IMSS, ISSSTE, entre otros), no se han creado empleos, los sindicatos forman parte del gobierno (Vega Galina aparte de estar al frente del sindicato del IMSS, era diputado del PRI, actualmente lo cobijó el PRD) y negocian nuestros salarios a cambio de puestos, casas, carros o cualquier otro regalo; no hay oportunidades de salir de esta forma de vida más que irnos a Estados Unidos a trabajar 20 horas diarias en dos y hasta tres empleos distintos sin seguridad social y para estar encerrados todo el día sin poder caminar por las calles, ni a la tienda, por el peligro de la deportación. Éstas son parte de algunas de las formas en cómo nos afecta el capitalismo y su crisis.
Ante estos problemas se han dado una serie de movilizaciones, pero no son movilizaciones como las del siglo XX, que trataban de ir a la ofensiva con reivindicaciones más allá de las meras reformas que facilitan la subsistencia. Los movimientos actuales luchan por mantenerse, por sobrevivir, no son luchas con programa ni partidistas, tratan de no cometer los errores excluyentes de la izquierda estalinista que reforzaba el burocratismo más vil del sistema capitalista, incluyendo a todos los movimientos, ¡un mundo en donde quepan todos los mundos! Parafraseando a los zapatistas del siglo XXI.
El peligro que corre la lucha anticapitalista (por la transformación radical de la sociedad actual) es perderse ante la diversidad, creando un mundo de diferencias inexistentes e inconexas, sin poder llegar a un acuerdo ni crear un programa, corremos el peligro de perdernos en los medios sin discutir nunca el fin ni los principios que se buscan. Podemos ser arrastrados por la mar de reivindicaciones sin contenido, por el falso entusiasmo de cambiar el mundo con buenos deseos y buena vibra. No hay que tener miedo a discutir y no estar de acuerdo, por el contrario, un verdadero mundo en donde quepan todos los mundos se construye con claridad y mucho esfuerzo, discutiendo y hablando claro desde un inicio, defendiendo principios con una postura clara y sin rodeos.

¿Reforma o revolución?
La APPO, a pesar de estar conformada por diversas organizaciones independientes, algunas nuevas y gente que se acercó a título personal, ha cometido algunos de los errores arriba comentados, ambigüedad es su postura, falta de un programa claro, reivindicaciones limitadas a la estructura democrática que le dio origen, mismas que se condensaron en la destitución de Ulises Ruiz. Aquí es donde se vuelve a abrir la disyuntiva que Rosa Luxemburgo le planteó a los viejos de la socialdemocracia alemana —Kautsky y Bernstein, principalmente ¿reforma o revolución?—, Rosa, por supuesto, no se cerró a la posibilidad de luchar por demandas bajo el marco restrictivo de la sociedad actual, por el contrario, lo plantea como un paso previo a la lucha política decisiva, que necesariamente tendrá que ser una lucha revolucionaria.
Lo criticable es que algunos de los grupos que integran la APPO —perredistas y estalinistas— escondan y desvíen el descontento popular que podría ser, y lo ha demostrado con la gran solidaridad y combatividad que han mostrado los oaxaqueños, el faro en palabras de Almeyra que alumbre los combates posteriores, como gran sujeto colectivo, al reapropiarse de sus destinos saliendo a las calles y desenajenar el arte de lo político.
L. Bosco






APPO: experiencia política para la lucha revolucionaria

La significación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) como instrumento de organización de los maestros en Oaxaca es sumamente relevante en estos tiempos, a pesar de que las contradicciones del sistema capitalista se han agudizado, notamos que la respuesta organizativa de los trabajadores en México es, si existe, endeble.

La aparición de la APPO ha conllevado la aglutinación de distintas fuerzas políticas como los sindicatos, organizaciones sociales y populares conformando un enorme frente social. Sin embargo, ¿cuáles han sido los objetivos y formas de lucha que se ha planteado este frente?

El descontento por el cual inician las movilizaciones se debe a la pobreza y marginación que ha engendrado el capitalismo, recordemos que la Asamblea Popular no surge con el movimiento de los maestros, sino después de la represión que el Estado ejerce de manera inmediata para disgregar la lucha, este hecho ha provocado la solidaridad de activistas, trabajadores y hasta personajes del PRD. A partir de este momento, parece que la APPO (agrupación que enlaza diversos intereses) es un órgano que conduce la lucha a un terreno inofensivo: ha controlado y contenido la solidaridad genuina, es decir, existe una desviación de la lucha contra la miseria a una lucha por destituir a Ulises Ruiz, lo que se tiene que señalar es que con la remoción de su cargo no mejora la situación de los trabajadores.

La caída de un mandatario como ha sucedido en América Latina (Argentina y Bolivia, entre otros) sólo ha significado su sustitución por otro, mientras que la causa de la miseria no se toca.

El cambio de un gobernante por otro significa pensar que la causa de la miseria y explotación se debe a la mala gestión de un gobierno. Pero sabemos que esto no es verdad, que el problema radica en la acumulación por la acumulación. Y no es el interés de los trabajadores reformar al Estado o mejorar la democracia, y esto se corrobora cuando vemos cómo “la democracia” y sus policías aplastan a los manifestantes que luchan contra la injusticia y la miseria.

En la sociedad capitalista, los trabajadores no pueden basar la lucha en pedir que se cumplan las leyes burguesas, abogar por la libertad de expresión es creer que aun en este sistema se pueden expresar todo tipo de ideas incluso cuando éstas van en contra del mismo estado de cosas.

El proletariado tiene que lograr su independencia política y ésta se alcanzará con la conciencia (recordemos que ésta es: colectiva y acumulativa), es por ello importante analizar y difundir la experiencia política que se ha vivido en Oaxaca, se tiene que identificar al enemigo central y enfrentarlo. Mediante el accionar masivo y consciente se da la fuerza superior para derrocar a la clase dominante.
C. Boal









Oaxaca: nuestro futuro con el presidente Calderón

El operativo militar que empleó el presidente Felipe Calderón en Oaxaca, no ha resuelto la crisis político-social en que se encuentra el estado; aún persiste inconformidad y descontento por la forma en que se solucionó la crisis que afecta a la entidad desde el 20 de junio pasado, y en que el titular del Ejecutivo estatal, Ulises Ruiz Ortiz, se ha mantenido en el poder, a pesar del rechazo de amplios sectores ciudadanos.

El gobernador de la entidad no fue depuesto gracias a la intervención del Partido Revolucionario Institucional (PRI), organismo que intercambió la permanencia del oaxaqueño a cambio de reconocer una Presidencia que no se dio por el voto popular, sino por la resolución severamente cuestionada de un tribunal aburguesado y elitista.

A pesar de los muertos de integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), de varios desaparecidos y decenas de encarcelados, entre ellos madres e hijas de familia, que no sólo fueron vejadas, sino rapadas y trasladadas de manera irregular a diferentes penales, entre ellos el de Nayarit, y de la muerte del periodista Roland Bradley Will —el pretexto de Fox para enviar al Ejército a esta zona del sureste—, y de familiares de detenidos ilegalmente que también han sido apresados por ejercer su derecho a protestar, los hombres del poder pripanista no ceden ni un milímetro en las peticiones, aunque justas, que proponen estos grupos disidentes.

Oaxaca ha sido apaciguada temporalmente, y ahora Elba Esther Gordillo pretende meterse de lleno en la entidad, mediante un nuevo sector sindical, para relegar a la sección 22 del SNTE, disidente al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, organización del más charro abolengo.

Grupos ciudadanos y los maestros opositores pudieron sacudirse, aunque temporalmente, el liderazgo de Enrique Rueda, dirigente oscuro de la ya mencionada sección 22 en la zona; ahora, las agrupaciones democrático-populares no sólo de Oaxaca, sino de todo el país deben mantener su lucha, y permitir que otros grupos civiles, incluyendo el movimiento de López Obrador y los zapatistas de Marcos, se adhieran para sumar mayor cantidad de fuerzas, porque el Estado pripanista-Yunque-Iglesia-televisoras-empresarios se ha propuesto anteponer sus intereses, a costa de la depauperización de la clase trabajadora, y porque no están dispuestos a perder el poder económico, político y social del Estado mexicano.

Ante la injusticia y la terrible represión que está empezando a desatar Calderón, todos los ciudadanos, cansados de llevar a cuestas la carga económica de este país, deben unirse en un frente común que sea capaz de vencer a la oligarquía nacional (que es el grupo gobernante que se sostiene en el poder gracias a la fuerza del ejército, más allá de operativos militares en contra del narcotráfico, que no solucionan nada).

Si el pueblo no puede anteponer un movimiento unido de lucha para impedirle al gobierno mexicano que vaya retirando paulatinamente los servicios básicos de salud, educación y alimentación (un ejemplo es el caso de la falta de medicamentos, del aumento de las cuotas escolares y el precio que se disparó de la tortilla), la sociedad mexicana se encontrará al borde de una de las mayores crisis de su historia, en la que su parte más vulnerable serán los niños y los ancianos.

Es hora de no quedarse cruzado de brazos, es hora de trabajar unidos, es el momento de evitar que la derecha panista se termine de adueñar de este país y reducir a cenizas los grandes logros que se han conseguido gracias a los hombres y las mujeres que han peleado denodadamente a lo largo de la historia de México, como ocurrió en el movimiento de Independencia, en las intervenciones extranjeras (de Estados Unidos y de Francia), en la guerra de Reforma, en la Revolución Mexicana, y durante la expropiación petrolera.

Lograrlo depende de nuestro voto inteligente en las próximas elecciones, pero no sólo de ello, sino de conformar un frente opositor organizado que pueda combatir no solamente a los malos gobernantes, sino a los pésimos sistemas políticos que son los que justifican a estos funcionarios, derrumbarlos aunque hayan sido “democráticamente” electos, ya que quitar a uno no resolverá en realidad el problema.

El estado burgués en el cual vivimos “defiende” a sus instituciones, rebasarlas implica sustituirlas por otras.

El pueblo unido, jamás será vencido

Martín Arredondo







¡OAXACA SOMOS TODOS!
Si vives en Toluca, Monterrey o del otro lado del mundo, la apatía es la misma; en muchos sectores de la sociedad mexicana, las personas viven como si se tratara de otro país, ignorando lo que ocurre en realidad.
Años de lucha proletaria destacan al pueblo de Oaxaca, los campesinos son esclavizados con los precios de los bienes que ellos mismos producen, la condena es ser siempre trabajador, sometido a intereses extranjeros y caciquiles o locales.
Imaginemos los sentimientos de las personas al ver la impunidad, la censura, el desprecio y la necedad del gobierno por resolver esos problemas. Y cuando la gente decide manifestarse y hacer paros, se les agrede, golpea, encarcela, reprime; incluso a las mujeres, a las adolescentes, aunque ellas cuentan con algo valioso: la fuerza de sus manos, pies, voz y su propio poder de organización.
Como resultado del 14 de junio se forma la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), se inician grandes movilizaciones y con ellas, las peores represiones, tal es así, que dejan a muchas personas heridas, muertas o encarceladas, sólo por organizarse y presionar al gobierno estatal.
Los grupos appistas ocupan instalaciones, realizan plantones indefinidos, bloqueando el zócalo de la ciudad y las principales plazas.
Sin embargo, otras personas aborrecen a este movimiento, debido a la sesgada información emitida por los medios masivos de comunicación (Televisa y TV Azteca, principalmente, así como los grupos radiofónicos Radio Fórmula y Televisa Radio), que no se cansaron por denigrar a este grupo rebelde, presentando versiones poco objetivas de los hechos, entrevistas con una orientación premeditada, en que muchas veces los conductores de esos programas se burlaban y mofaban, dejando a un lado su labor social de ser informadores.
Mi inquietud es decirle a todas las personas que se interesan en lo que ocurre en nuestro país, que no sólo se trata de un grupo anárquico de campesinos o maestros, sino de todo un movimiento social que se ha cansado del abuso del poder, y por el que vale la pena luchar.
Por una nueva forma de vida, debemos estar unidos, apoyando la construcción de un mundo mejor. Ya inició en Oaxaca; Oaxaca, uno de los estados más pobres y marginados, nos enseña su forma de organización, cuyas acciones tuvieron impacto mundial (movilizaciones en Estados Unidos y en países europeos, que se solidarizaron con la APPO), y paradójicamente algunos mexicanos no saben ni qué es ni qué significa la lucha de este pueblo olvidado.
Rocío








La enfermedad de los métodos de lucha primitivos

Es sábado, noviembre, 2006. Son las 19:00 horas. Me encuentro con unos conocidos que, me dicen, cerrarán de manera intermitente el eje Central, en apoyo a la APPO.

Sucede el cierre minutos después, y oímos las conocidas consignas: “Presos políticos, libertad”, entre otras. Mantas que anuncian el apoyo a la APPO. Entonces no sucede que los automovilistas muestren agrado a la acción realizada, por el contrario, les resulta irritante.

Algunos de ellos bajan de sus autos para discutir con los compañeros. Entonces es cuando nos debemos preguntar: ¿qué es lo que está mal? Creo que el fin de una acción de este tipo debería generar simpatía. Y éstas a los únicos que atrae es a los activistas mismos.

¿A quién debemos culpar?, ¿será a la gente en general que está desinformada?, ¿o es la acción realizada?

Las acciones que se plantean los grupos de activistas estudiantiles en la actualidad parecen mostrar una regularidad. Ésta es la falta de consideraciones teóricas al momento de construir la táctica que será utilizada.

Es claro que el trabajo político de muchos grupos (en específico estudiantiles) se mantiene en niveles primitivos. Que la forma de trabajo es de acción-reacción, lo cual los limita a acciones que sólo generan ruido en los medios de comunicación, que en ningún momento contribuyen a resolver el problema, es más, ni siquiera se tiene claro cuál es el problema.

Por lo tanto, en lugar de sumar, se restan fuerzas. Ciegos no ven que en gran medida el problema se encuentra en la falta de estudio y reflexión. Contentándose en pensar que se tiene la certeza de que el enemigo es el neoliberalismo, el gobierno, las transnacionales (o el demonio que cada uno tenga), sin saber siquiera el significado de las palabras utilizadas. Contando sólo con definiciones estrechas de éstas. No sólo limitándose a poner en práctica acciones espontáneas, sino generando una defensa a esta forma de trabajo.

Anteriormente, en un contexto distinto, fueron útiles ciertas formas de trabajo, pero hoy con una sociedad sin conciencia de clase, con la única certeza de que algo está mal: no se sabe qué, se desdibuja el sujeto revolucionario.

Uno de los síntomas del problema de la falta de estudio se muestra al ver que se cree que los no poseedores de medios de producción son, por definición, sujetos revolucionarios o están dispuestos a apoyar la causa en turno. Se sale entonces a las calles con consignas incomprensibles para aquellos que por una razón u otra no están interesados en los problemas que presenta la sociedad.

Por ello, se hace necesario definir por lo que se lucha hoy. Así, cada uno debe aclararse cuál es su intención al participar en las distintas organizaciones. Ya si es una lucha contra el gobierno, ya si es contra el neoliberalismo, ya contra el capital, etcétera. Dado que esta definición determinará el carácter de la práctica, las tácticas, estrategias y fines, dándole sentido a la expresión: “a largo plazo”.

Polak

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3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

El artículo de nuestro futuro con el presidente Calderón, me parece que le esta haciendo el juego a la derecha, ya que al intentar criticar termina convalidando con su palabrería: “presidente legitimo” y no se que mas tontería. Habla de la democracia después de que no se respeta ni se respetarça la voluntad popular mientras existan las clases sociales. Le recomiendo entender bien cuál es el papel del Estado, y para eso debería revfisar el Estado y la revolución de Lenin.
Su página esta interesante

23 de abril de 2007, 6:03 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Antes que nada una felicitación por el esfuerzo que implica una publicación como esta. Nos adherimos a lo que se expresa en la presentación porque creemos adecuado que la crítica y el debate
sean motivados a partir del marxismo, por ser la crítica precisamente la esencia de este. El proceso de formación de una conciencia de clase se ve fortalecido por proyectos como estos, de los que hacen falta muchos más. En ora buena por el Fénix!

Por otra parte, nos parece que el artículo del señor Arredondo no termina por encajar con la dinámica de la revista. Todos los demás artículos reflejan aunque en diversos grados una crítica a los errores del movimiento, a la vez que hay un intento por rescatar lo positivo del mismo, pero el señor Arredondo parece atenerse a la que quizas sea la mayor hazaña ideológica de la historia en México: La revolución mexicana, sustento del Estado posrevolucionario. Misma que ha servido para ocultar y justificar el desarrollo del capitalismo en México. El señor Arredondo no comprende que lo más rescatable en Oaxaca es el resurgimiento de la lucha de clases proceso que tiene bastante ya con tener que lidiar con el oportunismo y el reformismo y sus intentos de desviar el descontento popular y sus demandas legítimas, como para todavía subordinarse a la más degenerada expresión del aparato de izquierda del capital. Así, el señor Arredondo parece atrapado por el acechante populismo, la retórica y el nacionalismo de la propuesta discursiva del Estado posrevolucionario, el Estado capaz de conciliar los intereses del capiatlismo con las presiones sociales y políticas de las masas populares. Sin embargo, el Estado posrevolucionario mexicano es un Estado burgues, por tanto, es la cristalización institucional de determinadas relaciones sociales de fuerza, por eso defiende a unos contra de otros, tiene un contenido de clase que se lo otorga el sector social que tiene el poder. De manera que un Estado conciliador es una falacía en una sociedad dividida en clases. Además la apología que el señor Arredondo hace de la patria nos parece un grave desatino. Recordemos que "los trabajadores no tienen patria, no se les puede arrebatar lo que no poseen"(Manifiesto del Partido comunista, 1848). Por tanto, utilizar la Independencia, la Reforma, la Revolución y el cardenismo como bandera constituye una trampa y una aberración para la clase trabajadora.

Esperamos que nuestros comentarios sean de utilidad. ¿Ya está listo el número que sigue de su revista? Estaremos al pendiente.

26 de abril de 2007, 12:17 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Círculos y foros de discusión
Reflexión colectiva del proletariado, elemento fundamental para el desarrollo de su conciencia

Analizando el desarrollo de la lucha de clases, desterrando todo tipo de actitudes de amargura, desesperación o entusiasmo ciego, hemos presentado las dificultades que pesaban en la clase trabajadora para el desarrollo de su conciencia, sobre todo desde fines de la década de los 80 cuando la burguesía desata su campaña “sobre la muerte del comunismo”, con la que crea un ambiente de confusión y extiende la desconfianza de los trabajadores en sus propias fuerzas. Esta misma confusión la aprovechó la clase dominante para desviar, de forma sistemática, los esfuerzos de los asalariados para defender sus intereses, involucrándolos en “movimientos ciudadanos” e interclasistas (como el “altermundismo”, o el zapatismo), o nacionalistas y en defensa de la democracia (como los movimientos populistas, encabezados por Chávez, Evo Morales, Obrador…). Sin embargo, pese ha existir una gran confusión en las filas proletarias, su fuerza potencial se mantuvo, en tanto no encontramos una derrota física (como pasó con la generación que vivió la derrota de la oleada 1917-28), por eso el peso de la crisis ha hecho que las campañas ideológicas de la burguesía se desgasten y dejen de tener el mismo impacto. El XIV Congreso de la CCI (2001), analizando la situación que vivía la clase obrera, concluíamos: “… a pesar de las dificultades innegables habidas durante la última década… la clase obrera de las concentraciones más importantes sigue conservando importantes reservas de su combatividad…” (Resolución sobre la situación internacional, Revista Internacional 106). A la vez que se reconocía la existencia de una maduración subterránea de la conciencia de la clase obrera, concretada en el surgimientos de “minorías en búsqueda”, que discuten y se organizan para tomar la teoría marxista y recoger la experiencia y tradición de lucha proletaria. Ese proceso está empujado principalmente por los jóvenes batallones proletarios: “Es muy significativo que muchos de esos elementos en “búsqueda” procedan no sólo de ámbitos politizados desde hace tiempo, sino de una nueva generación de gentes que se plantean por vez primera problemas sobre el capitalismo…” (Ídem)
Ahora, este proceso de reflexión subterránea, se acompaña de movilizaciones de los trabajadores. Cómo lo hemos señalado desde 2003 (cfr. Revista Internacional 114, 3er Trimestre 2003), la presencia masiva de trabajadores en las calles (de Francia y Alemania) enfrentando los despidos y las limitaciones a las jubilaciones y pensiones, marcaba un giro en el desarrollo de la combatividad y la conciencia obrera. Este análisis se ha confirmado en 2006 con las movilizaciones de estudiantes y trabajadores en Francia, en la huelga de los trabajadores de Vigo en España y los del transporte en los EUA. La tendencia al desarrollo del descontento y la combatividad no ha dejado de estar presente en México, cómo se percibió en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2005, el descontento entre los trabajadores de la educación en Oaxaca (2006), y en las actuales movilizaciones en contra de la afectación a la jubilación y pensión de los trabajadores afiliados al ISSSTE.
Es en ese contexto que una serie de grupos de discusión toman forma, aglutinando principalmente, a las nuevas generaciones que buscan ubicarse dentro del terreno de combate proletario. Ese es el caso del círculo de discusión que ha sacado la publicación “Fénix” [1], en la cual, en el número 1, se da a la tarea de hacer un balance de las movilizaciones presentes en 2006 en Oaxaca. El trabajo de discusión que este circulo lleva ya, en sí mismo, la tradición proletaria al abordar la reflexión de forma colectiva, pero aún se vuelve más importante cuando asumen una actitud combatiente y buscan hacer un balance de las experiencias de los trabajadores. Rosa Luxemburgo en 1919 señalaba correctamente que “La revolución es la única forma de ‘guerra’ –es incluso una de las leyes de su desarrollo– en la que la victoria final sólo podrá prepararse con una serie de ‘derrotas’”, pero cada derrota se vuelve vana si no se sacan las lecciones de ella, por ello, aún cuando no coincidimos con muchas de las apreciaciones que se presentan en “Fénix”, saludamos su presencia y su apertura para ampliar la reflexión. Compartimos el espíritu que alimenta a “Fénix” y que se expone en uno de sus artículos: “No hay que tener miedo a discutir y a no estar de acuerdo...”

Sólo sacando las lecciones completas de una derrota la clase obrera avanza en su combate
Los 6 artículos que presenta “Fénix” nº 1, son esfuerzos para sacar las lecciones de los sucesos de Oaxaca en 2006, no obstante muchos de ellos quedan atrapados en la impresión de los hechos, pero no logran hacer un balance de los errores y las trampas a la que fueron sometidos los trabajadores de esa región.
Lamentarse solamente, como lo hacen algunos de los artículos, de que hubo represión, no permite avanzar en el balance. Es evidente que el capital sostiene su poder a través de la fuerza (justo para eso son sus aparatos de represión, entre los que se encuentra el mismo marco legal al que se apela [2]), hay sin embargo reflexiones escritas de mayor profundidad, que hay que resaltar porque pueden quedar perdidas por las lamentaciones, los aplausos a la APPO, y las expresiones más confusas, que incluso terminan llamando a ejercer un “voto inteligente en las próximas elecciones...” y a “... conformar un frente opositor organizado que pueda combatir no solamente a los malos gobernantes, sino a los pésimos sistemas políticos que son los que justifican a estos funcionarios...” (pág. 16).
El articulo firmado por Boal, marca los elementos para un balance más sólido y permite responder afirmaciones presentes en otros textos. Algunos ejemplos: mientras el articulo firmado por Rouge afirma que la inicial expresión de combatividad de los maestros en defensa de salario no era nada “fuera de lo común” y en cambio le parece un avance cualitativo la creación de la APPO y con ello la desviación del coraje de los asalariados hacia la solicitud de renuncia de Ulises Ruiz; Boal presenta a la APPO como un frente social, pero para entender que importancia éste grupo tiene, se pregunta: “¿cuáles han sido los objetivos y formas de lucha...?”. Esta pregunta es clave, dado que le permite al compañero reconocer que lo que pasó en Oaxaca expresa descontento real alimentado la miseria, pero ubica claramente el papel que jugó la APPO: conducir “la lucha a un terreno inofensivo: ha controlado y contenido la solidaridad genuina, es decir, existe una desviación de la lucha contra la miseria a una lucha por destituir a Ulises Ruiz...” Para dar solidez a su argumento recobra experiencias de otras regiones: “La caída de un mandatario como ha sucedido en América Latina (Argentina y Bolivia, entre otros) sólo ha significado su sustitución por otro, mientras la causa de la miseria no se toca. El cambio de un gobernante por otro significa pensar que la causa de la miseria y explotación se debe a la mala gestión de un gobierno.”
Aún cuando de manera particular no analiza a las forma de lucha utilizadas por la APPO, y no marca lo estéril y vano que son para los trabajadores los bloqueos de calles, plantones y las mismas barricadas (que en artículos, como el de Rouge, se aplauden), se va a lo central: “El proletariado tiene que lograr su independencia política y ésta se alcanzará con la conciencia...”, remarcando que se precisa ante todo “identificar al enemigo” y llevar a cabo un “accionar masivo y conciente...”
El hecho de exponer diferencias con artículos de “Fénix”, como decíamos arriba, no significa que no valoremos y lo reconozcamos como un real esfuerzo, sin embargo, la fuerza de los argumentos del proletariado está en su capacidad reflexiva, y la nueva generación de proletarios que ya está presente en los actuales combates, debe recobrar de forma completa la tradición de crítica radical.
Tatlin/16-04-07

Notas:
1.http://circulomarxista.blogspot.com
2. En la página 7 se lamentan de la “violación a las garantías individuales”, y en la página 15, invoca al “derecho a protestar”.

12 de mayo de 2007, 1:07 p.m.  

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